Jorge Daboub dejará de presidir la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) a partir del 28 de abril próximo, día en el cual la asociación de gremiales elegirá a su sucesor. Daboub fue visto por varios sectores como un líder empresarial confrontativo, pero él asegura que se dedicó a defender principios con firmeza y niega que haya sido agresivo. No cree en el diálogo con el Gobierno aunque asegura que seguirán participando, y cree que la polarización es una excusa o una manta para evitar discutir temas críticos de país. Rechaza un pacto fiscal. Señala que ARENA se dedica más a sus problemas internos.
¿Cómo le gustaría que se recordara su gestión como presidente de ANEP?
Como alguien que puso al frente de su gestión la defensa de los principios de una sociedad libre sobre cualquier otro tipo de interés económico, particular, que pueda existir. Me parece que no solo es en lo que quisiera ser recordado, sino ha sido el trabajo más duro más arduo en la presidencia de ANEP.
¿Por qué ha sido duro?
Porque, cuando yo entro a la presidencia de ANEP, fue básicamente en el inicio de un Gobierno diferente, en el sentido que la sociedad empresarial no había experimentado muchas de las agresiones, presiones y de las legislaciones que el nuevo Gobierno estaba implementando. Y, cuando la sociedad o los empresarios sienten temor o preocupación, tienden a pensar en su metro cuadrado y olvidar los 21 mil kilómetros cuadrados del país. Entrar en esa visión involucra un poquito afrontar la realidad, pero que poco a poco va dándose cuenta la comunidad que, si no defendemos los principios, que son para siempre y transversales, podemos tener pan para hoy y hambre para mañana.
¿Ha marcado la confrontación su periodo?
Yo me niego a aceptar que el concepto que se quiere vender con esa palabra sea dañino, es más, si no se hubiera defendido con firmeza lo que se ha defendido, el país estaría peor de lo que está ahorita. Si no hubiéramos tenido una sociedad y una comunidad empresarial defendiendo a la Sala de lo Constitucional, aunque nos costó agresiones, no tendríamos Sala de lo Constitucional. Si no hubiéramos (criticado) la cantidad de impuestos y otras políticas equivocadas, estaríamos peor. Si no hubiéramos defendido las pensiones que se quiere robar el Gobierno ya se lo hubieran robado, la batalla continúa. ¿Y qué ha surgido de todo es? Agresiones del Gobierno. En mis cinco años, jamás el Gobierno debatió ideas con ideas. Agredió, descalificó. Confrontación es la que han tenido ellos, nosotros hemos defendido principios y, si no lo hubiéramos hecho, hubiéramos cometido el peor pecado de omisión como empresarios responsables.
¿Esta agresión es mutua, también ANEP ha agredido?
Jamás hemos agredido personas o faltado el respeto a personas. Duros con posiciones, por supuesto, nunca encontrará descalificaciones particulares, sino (que) hemos criticado duramente las políticas públicas, la corrupción o la ineficiencia. Si dejamos de hacer eso, nos convertimos en esclavos, no ciudadanos. La sociedad deben exigir a los gobernantes y los gobernantes deben respetar a la sociedad, eso aquí no se ha dado. El Gobierno tiene que estar abierto a las críticas.
¿Qué cambiaría de su gestión?
El día 1, si yo estuviera hoy en el día 1 de mi presidencia de ANEP, de estos cinco años, comenzaría con la comunicación interna hacia nuestros sectores, para hacerles ver con más claridad el tema de los principios, la unidad empresarial, porque eso al principio nos costó. Y nos costó porque tuvimos que aprender ir aprendiendo en el camino a andar en bicicleta y nos caímos varias veces.
¿Qué tan diferentes son los estilos que se impulsan dentro de ANEP? Ahora, por ejemplo, hay dos candidatos a la presidencia de ANEP cuyos estilos son contrarios.
Yo no creo en los consensos, creo que se terminan traduciendo en mediocridad, usted tiene que hacer lo que hay que hacer porque es correcto hacerlo, los consensos no siempre le dan la mejor respuesta a los problemas. Pero yo jamás tomé una decisión en ANEP que no hubiera sido por consenso. Así que no puedo aceptar que ningún director de ANEP ahora venga a decir que no está de acuerdo con lo que se hizo. Lo que pasa es que la gente está clara de lo que hay que hacer, pero no está clara de las repercusiones y, cuando vienen las repercusiones, se quieren echar para atrás y eso es irresponsable. No me arrepiento de nada de lo que hice por el país, ni por la unidad empresarial, ni por la defensa de la democracia. El estilo no puede gustarles a unos porque soy enfático, pero ese ya es problema de gustos, no es problema de principios o instituciones. Los dos (candidatos) han estado sentados en el comité ejecutivo, los dos han estado de acuerdo con lo que se ha hecho y los dos tienen su propia visión. Las juntas directivas y los presidentes tendrán que elegir cuál de las visiones es la que les parece más ad hoc para el futuro institucional.
¿De qué repercusiones no hay claridad?
Por ejemplo, entramos al tema de pensiones.
¿Hicieron la campaña con acuerdo de todos?
Sí, es más, muchas de nuestras gremiales firmaron pauta, no fue solo ANEP. ¿Cuál fue la repercusión?, que el presidente me llamó a mi terrorista mediático, que para mí que el presidente me llame terrorista mediático es una medalla de honor al mérito por el trabajo realizado. En la época de (Mauricio) Funes, por ejemplo, venían ministros que chantajeaban o querían chantajear a los sectores, les decían: si ustedes siguen en ANEP no les vamos a aprobar la ley, no les vamos a ayudar con tal cosa.
Pero este intercambio agresivo de ideas con el Gobierno también daña la relación con éste e impide un diálogo.
A ver, primero, a mí no me gusta la palabra agresiva. Firme, se la acepto. Agresivo hubiera sido que un día saliera diciendo: “Fíjese que yo no estoy de acuerdo con ellos porque ellos en la época de la guerra mataron a los salvadoreños, porque secuestraron a un pariente mío, fíjese que yo no estoy de acuerdo porque ellos son asesinos”, pero yo jamás hice eso, siempre les dijimos: “No estamos de acuerdo con esa reforma porque usted va a quebrar a las empresas y va a generar desempleo”. Si le quiero diferenciar, porque no es justa la crítica que se nos ha hecho. Hemos sido fuertes, claros y firmes. Hoy me habla usted que eso afecta al diálogo. Con el presidente Funes estuvimos en 256 mesas de diálogo y nunca llegamos a ningún lugar, porque para estos gobiernos que quieren el poder total el diálogo no es una herramienta para lograr progreso y desarrollo. El diálogo es una táctica para bajarle la presión a la opinión pública y que la gente piense que las cosas están haciendo, es falso. ¿Vamos a seguir en el diálogo? Por supuesto, tenemos la vocación democrática, pero estamos claros que al Gobierno no le interesa. Cuando ellos hacen grupos de 60 personas para hablar sobre un tema, lo que están diciendo es ‘No me interesa lo que van a decir’, porque 60 personas jamás se van a poner de acuerdo en nada, más que en lo que yo diga como Gobierno. Entonces, eso que usted me dice es una falacia que el Gobierno utiliza muy bien para hacer creer que el país se daña porque pensamos diferente o porque el diálogo no es honesto. ¿Cuál diálogo? Hicieron el consejo de seguridad y pasaron la reforma sin pasarla por el Consejo. El diálogo con este Gobierno es una farsa. No podemos decir: ‘Nos vamos a callar para defender los principios, para meternos en una farsa’, grave error, un niño de cinco años no caería en eso, nosotros tampoco.
¿La polarización no le hace daño al país?
La polarización es la excusa que ocupa al Gobierno y la gente que no analiza a fondo para bajarle la tensión a los temas críticos del país. ¿Por qué cuando los candidatos republicanos se dicen de todo en Estados Unidos, solo agarrarse del pelo les hace falta, o los demócratas, y eso que están del mismo partido, nadie dice: ¡Dios, mío, qué polarizados estamos, nos vamos a morir por esta polarización!? Es absurdo, ¿cómo podemos pensar todos lo mismo?, tenemos que ser diferentes, tenemos que pensar diferente, tenemos que exigir diferente, el problema es que ellos nunca quieren entrar al debate de ideas. Entonces, dicen: ‘Es que el problema del país es la polarización’. La bendición más grande que tiene este país es que hay gente que piensa diferente. El día que asumamos que, en el beneficio del país, tengamos que callarnos para que ellos implementen el modelo que quieren implementar ese día perdemos el país.
Cuando la polarización implica no ceder y no llegar a acuerdos en una decisión en donde los votos son indispensables, ¿no daña al país?
Supóngase que ahorita fuera a tomar una decisión ARENA y FMLN. Supóngase que el FMLN dice a partir de mañana vamos a pintar las calles de color rojo y ARENA dice, azul, y hay una polarización enorme. ¿Será la solución pintar una cuadra azul y una cuadra roja, o será la solución no pintar nada?, ¿por qué tenemos que someternos a que ellos tiene la razón? Tenemos que hacer lo que es correcto y lo correcto es que no pinte nada, es dedíquense a otra cosa. Yo no estoy diciendo que la polarización no existe, la polarización existe y es un problema, pero no como se está pintando. Cada vez que hay un debate sobre si pintar de rojo o azul, las descalificaciones vienen, en lugar de decir: No necesitamos que las calles que sean azules o rojas. La discusión técnica no se da y se pone el mantel de la polarización. Y hasta instituciones, a mí me da pena ajena, como Naciones Unidas y la OEA (Organización de Estados Americanos) dicen el problema de El Salvador es la polarización, lo que no dicen es que es un efecto que no discutimos las cosas, no es problema de que unos piensen de una forma y otros de otra. Hay que hacer lo correcto, nunca discutimos cómo hacer lo correcto, ese es el problema. La polarización se convierte en una manta que tapa la discusión seria de las cosas.
Con polarización, no se hubieran podido aprobar las primeras medidas extraordinarias para recuperar el control de las cárceles…
¿Y usted cree que eso va a solventar el problema? Usted puede resolver la coyuntura, aprobaron los $100 millones del préstamo, yo le aseguro que con esos $100 millones no se va a resolver el problema, pero ellos se pusieron de acuerdo porque son políticos que quieren quedar bien, quieren dar la impresión de que están preocupados, ¿cuál es el plan?, ¿a qué se comprometen? Cuando digo que la polarización es una máscara, no estoy diciendo que no existe, pero existe de una forma malévola para evitar que una sociedad hable, discuta y resuelva los problemas que tenemos.
¿No es mala?
No es mala la discusión y las visiones diferentes, excepto cuando lo ocupa como una manta para tapar la verdad de las cosas. La polarización, cuando es correcta, es decir discutimos la cosa correcta de hacer, es fabulosa, porque es lo único que le va a ayudar al país a tomar las decisiones correctas, que pensemos diferente no es el problema, el problema es que, cuando pensamos diferente y queremos buscar esa solución, se tire esa manta de que la polarización es el problema, dejemos de polarizar, para que no se discutan las cosas. Esa máscara de que el problema del país es la polarización y la confrontación es inaceptable. ¿Cuándo el Gobierno en estos meses de las pensiones han dicho les voy a enseñar de dónde voy a sacar el dinero? Esa es la confrontación que ellos hacen para no discutir las cosas correctamente.
¿Ha sustituido ANEP a la oposición?
No, yo creo que la oposición ha estado ahí, bien que mal, nosotros hemos sido firmes en nuestros estatutos, en la defensa de una sociedad libre, lo que pasa es que nos confunden porque los otros no han estado haciendo su trabajo. Ese es problema de los otros.
¿Usted cree que ARENA no ha hecho su trabajo?
No estoy metido ahí pero me parece que en algunas áreas no han hecho su trabajo.
¿En qué áreas?
Ha habido una gran cantidad de problemas, ARENA ha estado ocupada en resolver sus problemas internos y no los problemas del país. Al estar, hacia dentro, con sus problemas los hace cometer un pecado de omisión hacia afuera, ellos deben resolver, por eso suena a que nosotros hemos reemplazado a ellos, pero no es así.
¿Usted cree ha desempeñado un papel de defensa del gremio empresarial o de protagonismo político?
Es que ANEP ha sido creada para meterse en política, entonces yo no puedo defender al gremio empresarial sin meterme en política. Nosotros no somos gremial, somos una gremial de gremiales. El problema de tal cosa en aduanas, ahí está la gremial, de las semillas, ahí está la gremial, del ajuste financiero, ahí están las gremiales. ANEP ve los temas transversales y, cuando una de esas gremiales tiene un problema demasiado complicado, viene ANEP y lo apoya como que fuera la madre superiora pero no es el rol de ANEP. Imagínese usted si tuviéramos que hacer el trabajo de las 51 gremiales, nos volveríamos locos, sería imposible. ¿Cuántos problemas hay locales, municipales, judiciales? Entonces, yo, para cumplir con mi obligación, los estatutos, mi obligación es meterme a los temas políticos, no político partidarios, porque la institucionalidad democrática, la seguridad jurídica, son políticos. Cuando alguien dice ‘Es que no debemos estar en ese tema político’, no entienden lo que es ANEP, que lean los estatutos, ANEP es el brazo político del sector privado. Cuando se parió la institución, así fue consignada.
¿Por ende usted como presidente de ANEP hace protagonismo político?
No es protagonismo, es en defensa de nuestros principios que pasan por la calle política y eso le asume a uno un protagonismo, pero no es un tema que uno quiere protagonismo político. A mí me toca hacer eso y al que se quede aquí tiene que hacer eso.
¿Tiene aspiración política?
Yo ahorita mi única aspiración es terminar mi periodo con la satisfacción de haber hecho lo que mis principios, mente y mi corazón me dicen que es lo correcto hacer por el país, y eso es lo que hoy por hoy tengo en mi mente. Dios lo pone a uno en los caminos, jamás me imaginé que iba a llegar donde estoy, yo llegué por error a la Cámara de Comercio, porque me invitó un amigo en un comité asesor. Llegué ahí y me di cuenta que me gustaba, pasé 11 años en la Cámara, y servir en esto ha llenado mucho en mi vida. Lo que le puedo asegurar es que desde donde esté voy a seguir defendiendo los principios de una sociedad libre y las cosas en las que creo.
¿Y dónde va a estar?
Por el momento en mi oficina.
¿Descarta a aspirar alguna candidatura a diputado, presidente?
Jamás sería diputado, jamás me metería a eso, nunca, porque no me parece la forma en la que funciona ese ambiente legislativo. Si usted quiere cambiar algo lo tiene que cambiar desde afuera, bien difícil a veces cambiarlo de adentro, porque lo absorbe el remolino.
¿Qué cosas no dijo por su investidura de presidente de ANEP o lo dijo todo?
Callé muchísimas cosas, ni se imagina usted cuántas cosas callé, por supuesto. Yo dije lo que mi cargo me permitía decir, porque yo debo respeto a las decisiones de mi consejo, pero también a que dentro del sector privado puede haber mucha gente que piensa diferente, lo que tengo claro es que yo juré, me tocó levantar la mano derecha y digo: Juro cumplir con los principios y los estatutos de esta institución, si así lo hiciere que la patria premie o que os demande, yo nunca me iba a dar el lujo de que me lo demandara. Pero uno a veces tiene sentimientos, a mí me han levantado injurias y no he metido en eso porque he creído que me debo mantener en mi rol.
¿Va a seguir opinando a través de redes sociales?
Yo seguiré haciendo patria desde donde esté, lo que creo y lo que pienso no va a cambiar.
¿Qué espera de la nueva presidencia de ANEP?, ¿espera que mejore el diálogo con el Gobierno?
Ese no es un tema importante, porque ahí no se están resolviendo las cosas. Lo que es importante es que se mantengan los principios delante de los intereses, estoy seguro que lo que estoy diciendo lo comparten las 50 gremiales de ANEP. Los estilos pueden irse más diálogo, menos diálogo, eso es forma. El fondo radica en que los principios no son negociables.
¿Cuál es el estilo que podría ser más consecuente con esos principios?
Esto no es un tema de estilos, usted puede tener gente que defiende principios de manera fuerte, clara, firme, u otro que lo defiende de manera diferente. Yo no creo que la discusión de este momento de ANEP sea de estilos, sino de principios, que se guarden en un cofre donde no se pierdan.
¿Se está jugando algo importante en estas elecciones de ANEP?
Yo no voy a decir que se necesita la continuidad de lo que yo hice, esa será decisión del próximo presidente de ANEP, creo que lo indispensable es seguir defiendo la democracia, la institucionalidad, la seguridad jurídica, esos son los pilares. Acabamos de estar viendo cómo Fomilenio I tuvo problemas de algunos que terminaron embargados, porque nos preocupamos de poner un bonito techo sin poner firmes las bases. Póngale el techo que usted quiera, pero las bases no las toque.
¿Cuál es su opinión sobre la emisión de bonos para el plan de seguridad?
El Gobierno se ha convertido en un especialista en hacernos crisis para pedirnos dinero, o dinero o leyes que en condiciones normales sería difícil aprobar. Lo han hecho con la seguridad, el tema fiscal, la economía y lo han hecho con el agua. Nos llevan a la crisis. ¿Por qué si ellos han estado gobernando durante siete años? No me parece, primero porque el Gobierno no da cuenta de los $5 mil millones anuales que recibe.
¿Cuáles son las amenazas del FMLN a la empresa privada?
El Gobierno está cambiando el modelo económico político social de El Salvador, los que todavía no lo creen, si a estas alturas no lo creen, no lo van a entender, pero el país está siendo trasladado al socialismo del siglo XXI, aunque esté fracasando en otros lugares, aquí siguen implementándolo, y nos va a llevar al mismo lugar que ha llevado al resto de países. Y, más, el sector privado como el nuestro son un obstáculo, ¿por qué cree que el tema de la ANEP está tanto en la boga pública? ¿Por qué se meten el vicepresidente y los ministros a estarle hablando a las gremiales para tratar de incidir?, porque les interesa el manejo del sector privado.
¿Hay disposición de la empresa privada para discutir un pacto fiscal?
Estuvimos sentados seis meses con el ministro de Hacienda y nunca les importó. Ahorita ya no se llama pacto fiscal, es absurdo estar hablando de pacto fiscal ahorita, porque ellos ya metieron todos los impuestos que podían meter, lo que hace falta es responsabilidad fiscal y está en manos de ellos ser responsable con el dinero que tienen. Si a mí me dicen ‘Nos sentamos en una mesa de pacto fiscal’, no, yo me siento en una mesa de responsabilidad fiscal porque usted ya se comió todos los panes antes del recreo. Sea eficiente, ataque la corrupción, tenga políticas públicas que funcionen y sea responsable con los recursos.